Actualmente, la viticultura debe enfrentarse a desafíos relacionados con las enfermedades de la madera, la reducción de los productos fitosanitarios y el cambio climático, además de la competencia.
Por ello, la creación de un material vegetal con una buena resistencia al mildiú y el oídio, adaptado a las condiciones edafoclimáticas y con excelentes cualidades organolépticas se ha convertido en uno de los retos más importantes del INRA y el IFV.
El registro de nuevos clones y variedades con lleva toda una serie de evaluaciones agronómicas, enológicas y sanitarias, que van acompañadas de pruebas virológicas de entre 10 y 15 años de duración. Los clones comercializados hoy en día y registrados en el catálogo cumplen los criterios sanitarios y presentan las cualidades agronómicas y enológicas que permiten a los viticultores garantizar una selección de vides de alta gama.
El programa INRA RESDUR, que puso en marcha el INRA de Colmar en 2000, está llegando a su término, y próximamente se registrarán las cuatro primeras variedades resistentes. Estas nuevas variedades recibirán una protección denominada COV (certificado de obtención vegetal) y se pondrán a disposición de los viveristas profesionales.
Con las regalías obtenidas en concepto de explotación de la marca se financiarán programas de investigación relacionados con el material vegetal, lo que servirá para garantizar la innovación y la investigación continuas que llevan a cabo el IFV, el INRA y sus 36 socios de selección de vides.